Cómo hacer que tu hijo no viva en casa como si fuera un hotel
Como padres, sabemos de la importancia que tiene fomentar la autonomía en nuestros hijos desde pequeños, pues con ello no solo los preparamos para la vida, sino que estamos contribuyendo al desarrollo de una autoestima sana.
Sin embargo, los padres no siempre somos conscientes de lo importante que es potenciar esta facultad, y a menudo caemos en el error de hacer las cosas por ellos, bien porque solemos vivir con mucha prisa o porque creemos que no serán capaces de hacerlo por sí mismos.
Pero no fomentar su autonomía trae consecuencias negativas para el propio niño y también para el clima familiar que a menudo se revelan en la adolescencia. Cosas como un armario desordenado, cama mal hecha, escritorio lleno de papeles y libros, ropa sucia tirada en el suelo, adolescente que no sale de su habitación más que en el momento justo de la comida, que no suelta su teléfono, etc.
Estas escenas suelen provocar indignación y enfado en los papás, estallando en el “¡¿crees que vives en un hotel?!”. Y por supuesto ante este sarcasmo, los adolescentes responden con rabia, resentimiento y frustración, entrando en un bucle de peleas y discusiones que acaban afectando al clima familiar.
Y es que la convivencia con personas que no colaboran, no se integran y siguen un ritmo diferente al resto de la familia puede llegar a ponernos con los nervios de punta a todos. Este tipo de situaciones no siempre son fáciles de revertir, pues son muchos los padres que confiesan no tener herramientas, capacidad ni paciencia para enfrentarse a ellas. Además, como consecuencia de la impotencia que provoca tener la sensación de que nuestro hijo adolescente nos está “desafiando”, es fácil sucumbir a los gritos, castigos y faltas de respeto mutuas.
Entonces, ¿cómo podemos actuar los padres en esta situación?
1. Fomenta la autonomía de tus hijos desde pequeños
Fomentar la autonomía de nuestros hijos desde que son pequeños es fundamental, no solo porque va a ayudarnos a evitar este tipo de situaciones en un futuro, sino porque sentirse capaces de hacer las cosas por sí mismos contribuye al desarrollo de una autoestima sana.
De este modo, los niños que crecen colaborando en las tareas del hogar adquieren habilidades esenciales para la vida adulta, ganan confianza en sí mismos, exploran sus capacidades y disfrutan sintiéndose ‘útiles’ en su familia.
Consejo: no puedes pretender que de un día para otro tu hijo adolescente haga la cama y ordene su habitación, cuando siendo niño nunca le enseñaste a hacerlo. Así pues, confía en tu hijo, enséñale y hazle ver lo importante y valiosa que es su contribución. Prepara a tus hijos para la vida: porque debemos fomentar su autonomía y no hacer las cosas por ellos.
2. Deja a un lado tus prejuicios sobre la adolescencia
La adolescencia es una etapa llena de cambios y retos para todos. En primer lugar, para el propio adolescente, que atraviesa una etapa transformadora en la que comienza a definir su identidad. Y en segundo lugar para sus padres, que deben aprender a acompañarlo de una forma nueva y diferente, situándose detrás para ayudarlo a despegar.
Quizá por todo ello la adolescencia da tanto miedo a los padres, y acabamos cayendo en etiquetas y prejuicios que nosotros mismos imponemos con el objetivo de tratar de entender muchas de las situaciones que se nos presentan.
Consejo: para conectar con tu hijo adolescente y con sus necesidades, necesitas dejar a un lado los prejuicios y etiquetas en torno a esta etapa de la vida, además de mirarlo y escucharlo de la misma forma que hacías cuando era niño.
3. Conecta con sus necesidades
Los padres deberíamos escuchar a nuestros hijos, interesarnos por lo que nos cuentan y por cómo piensan y sienten. Sin embargo, a menudo vamos por la vida con el “piloto automático” encendido, y presionados por el día a día acabamos tomando decisiones por ellos, haciendo las cosas por ellos o criando y educando de forma poco consciente.
Al llegar a la adolescencia, esta pérdida de conexión nos lleva a caer en el bucle de las luchas de poder y en las faltas de respeto mutuas. Como padres nos sentimos heridos porque nuestros hijos no nos escuchan (“¡le dije mil veces que venga a comer, y no me hace caso!”), no nos obedecen (“¡¿cómo te tengo que decir que ordenes tu cuarto YA?!”), no contribuyen (“¿Es que la ropa tiene patitas y va sola a la lavadora?”), olvidándonos de los sentimientos que también les provoca a ellos.
Consejo: averigua qué hay detrás de la conducta de tu hijo adolescente; muestra interés en querer conocer mejor sus actitudes; escúchale con el corazón, sin juicios ni ideas preconcebidas; entiende que tu hijo necesita tener su propio espacio y marcar en él sus propios límites, pero ayúdalo a hacerlo desde el respeto a todas las partes.
- El arte de la negociación
Para que la convivencia sea pacífica y respetuosa es necesario que todos los miembros se adapten a las normas familiares y participen activa y voluntariamente en el funcionamiento del hogar. Para ello es fundamental negociar, consensuar y establecer acuerdos entre todos los miembros de la familia (las normas se aceptan mejor cuando uno ha participado en su elaboración).
Consejo: los debates o juntas familiares son una excelente herramienta para lograr consensos y establecer límites que tengan en cuenta tanto las necesidades individuales del adolescente, como las colectivas de toda la familia.
4. Permite que tome sus propias decisiones
e que nuestros hijos son pequeños es muy bueno y recomendable que puedan tomar pequeñas decisiones, pues eso les ayuda a asumir responsabilidades, afrontar retos y a prepararse para una futura independencia.
Consejo: Respeta el espacio y la necesidad de independencia de tu hijo adolescente con cosas mínimas como pueden ser el tipo de música que escucha, y no intentes controlar cualquier aspecto de su vida. Tu hijo te sigue necesitando tanto o más que antes, pero debes saber colocarte detrás para que pueda despegar. Confía en él, en su capacidad de decisión y en la educación que le has dado.
5. Comunicación positiva y respetuosa
Y por último, no podemos olvidar la importancia que tiene la comunicación positiva y respetuosa con los hijos. Y es que la forma que tenemos de comunicarnos con ellos no solo va a influir en su desarrollo psicológico, sino también en nuestra relación, la confianza y, por consiguiente, en la convivencia familiar.
Así, los niños que reciben comentarios positivos, que son tratados con respeto y amor, y que dialogan en un ambiente abierto y de confianza desarrollarán una autoestima más fuerte y sana que aquellos que reciben críticas, gritos o no cuentan con la atención de sus adultos de referencia.
Consejo: Al llegar a la adolescencia podemos incluir toques de humor en nuestras conversaciones con los hijos, pues se ha demostrado que el humor bien aplicado ayuda a rebajar tensiones, acercar posturas y facilitar el entendimiento.
Lee el artículo completo en Si no quieres que tu hijo adolescente viva en casa como si fuera un hotel, esto es lo que debes hacer
Por: Mariana Marroquin Ortiz
Equipo de redacción de Los Mejores Colegios de México