¿Escuelas mixtas o de un género?
Cada día aumenta el número de expertos que llaman la atención sobre una educación de género que invita a repensar la escuela mixta. Diversas investigaciones señalan algunos beneficios de estudiar en aulas femeninas y masculinas.
Las escuelas por sexos separados han tenido una larga tradición, pero su popularidad ha pasado por distintos matices. Quizá los primeros en sorprenderse con la nueva apuesta educativa de escuela diferenciada sean los mismos estudiantes, que les parecerá ‘out’, ‘nada que ver’, ‘pasado de moda’, etc., que en pleno siglo XXI se hable de favorecer aulas de un solo sexo. En esto hay dos opiniones encontradas: los que ven con buenos ojos las instituciones de un solo género y los que no. Para la presidente de la ALCED en Argentina, Elisabeth Vierbeller, el discurso sexista debe ser transformado. “Llegó la hora de aplicar la inteligencia de género en la educación. Así como el mundo hoy habla de inteligencia emocional, social, de inteligencias múltiples, llegó el momento de pensar la escuela con la variable género, en su profunda igualdad y diferencia, en su profunda complementariedad y corresponsabilidad”, afirma.
No es lo mismo, pero es igual
Es claro que para los que defienden las escuelas por sexos separados, los hombres y las mujeres son diferentes. Distinta posición pueden tener los que defienden la educación mixta. Pero en pleno siglo XXI, se ha reconocido que la igualdad debe ser en oportunidades y no en condición biológica. De hecho, toda institución educativa, privada y pública, debe cumplir con el mandato constitucional de: “Todos tienen derecho a la educación” y “hombres y mujeres son iguales ante la ley”.
Pero la misma ALCED argumenta que la diferenciación educativa favorece la igualdad. ¿Por qué? ¿Cómo? Según la organización, se ha encontrado que, sorprendentemente, el peligro de la discriminación por sexo se puede dar más fácilmente en la educación mixta que en la diferenciada.
Estos colegios, por lo menos en sus currículos académicos, no tienen como base educar de manera diferenciada, pues se caería, ahí sí, en una posición discriminatoria. En esta época las mujeres no se forman en costura y los niños en ingeniería. Ya no pasa eso. Claramente muchos colegios de género en México tienen programas académicos donde niños y niñas tienen las mismas oportunidades de potenciar su formación intelectual.
Pero en ese camino de aprendizaje es donde saltan las diferencias y donde hay que voltear a mirar el género, para concebir un sistema de educación para ellos y ellas. “La ciencia ha avanzado mucho en esto y nos dice que el ritmo de aprendizaje y los estilos en la maduración de chicos y chicas, la motivación, la socialización y el modo de comunicarse, son distintos. Esos datos están empezando a incorporarse en la educación”, afirma Vierbeller.
En ese sentido, la genética ha mencionado diversas teorías. La ciencia sostiene que el cerebro de hombres y mujeres es diferente. El masculino está organizado de manera más compacta y eficiente para el procesamiento de información visual y espacial, con predominio del conocimiento abstracto. La mente femenina está dotada para un pensamiento holístico e integral. A la hora de tomar decisiones, los hombres son analíticos y suelen basarse en procesos de cálculos, fórmula y deducción. La mujer puede pensar en media docena de cosas al tiempo, el hombre es lineal, entre muchas otras.
Más allá de la genética
Aparte de las diferencias congénitas, los expertos consultados también sugieren tener en cuenta las experiencias del día a día en las aulas mixtas.
María Elvia Domínguez, psicóloga investigadora de la Universidad Nacional en Género, Diversidad e Inclusión Social, señala que este tema genera muchas ampollas. Demos un vistazo a los resultados.
Más y menos rendimiento
“Se ha visto que los colegios que siempre puntean en las pruebas de Estado son los segregados por sexo. La explicación para mí, está en que los colegios de un solo género fomentan la competitividad y eso sube el rendimiento. En los mixtos, especialmente los muchachos son más indisciplinados y eso baja el rendimiento”, dice Domínguez.
La misma investigadora cuenta que en la Universidad Nacional, en programas de Física y Química, se ha hecho el experimento de separar hombres y mujeres, justamente por las notas bajas, y se ha encontrado que el rendimiento en ambos grupos sube cuando no están juntos.
Otro punto que favorece la escuela diferenciada es el liderazgo. Según Domínguez, en el formato mixto, los hombres se llevan el protagonismo y las niñas tienen mucha más dificultad en desarrollarse como líderes.
Trato preferencial
Para Ángela María Estrada, psicóloga social de la Universidad de Los Andes, en la escuela mixta hay igualdad en lo que tiene que ver con acceder al conocimiento, pero no siempre hay prácticas igualitarias en el aula de clase frente a las creencias, los valores y las capacidades intelectuales de niños y niñas. “Esto es un tema tabú, porque los profesores se cuidan de ser calificados como machistas y se presentan como defensores de la igualdad de los géneros, pero se ha visto que algunos maestros, por ejemplo, a la hora de las tareas académicas dan un trato diferencial. Yo pienso que la educación mixta no necesariamente es la mejor para las mujeres. Hay grandes excepciones de colegios exigentes, de ahí que muchas veces los papás son los primeros en tener absoluta confianza en las capacidades de sus hijas”, explica.
Sin duda, un factor definitivo en la igualdad de resultados entre niños y niñas es el apoyo de los papás. No es mentira que todavía hay mamás que anticipan el fracaso de sus hijas: “Mejor te buscamos un colegio más suavecito’”, “tú te vas a casar”, etc. Muchas niñas interpretan ese trato como: “No soy tan competente como mi hermano”.
Según Estrada, los colegios mixtos deben propender por ofrecer oportunidades igualitarias, con profesores que tengan una visión de género moderna, porque muchos maestros llegan a las instituciones con una posición de género distorsionada por su historia familiar.
Lenguaje
Las investigaciones también señalan que en los colegios mixtos se debe observar el trato entre hombres y mujeres. “Hay que revisar el lenguaje entre ellos. Los hombres son ‘tal por cual’ con las niñas y se vuelve público que ellos tengan un discurso sexista y no pasa nada”, explica Estrada.
Cuenta Patricia Jaramillo, psicóloga del Colegio Femenino Santa Clara, que en su experiencia ha visto que las niñas que se pasaron de un mixto a uno femenino, lo hicieron en parte porque se cansaron del trato brusco de los niños. “Ellas dicen que las tratan como si fueran niños, no solo en el lenguaje sino en el contacto físico. Hay niñas que se aguantan eso y no les molesta y hay otras que no les gusta y prefieren buscar un colegio femenino”, dice.
Apatía escolar
No solo en México sino en el mundo entero las escuelas segregadas por sexo se llevan los primeros puestos, así lo demuestran además las pruebas del Programme for International Student Assessment (PISA, Evaluación Internacional de Alumnos). Pero esas mediciones no solo revelan el rendimiento académico de las instituciones. La presidenta de ALCED cuenta que las pruebas de 2006 mostraron entre los varones un déficit en sus habilidades lingüísticas. Varios estudios también han demostrado que la deserción escolar está más presente entre los hombres que provienen de colegios mixtos que de un solo género.
La tendencia es clara. El nuevo llamado es pensar en una educación diferenciada, no necesariamente en escuelas segregadas por sexo. Se requiere con urgencia centros educativos que piensen en la diversidad de género.
Así como en el camino de modernizar la escolarización se le da importancia a crear aulas que no sean demasiado numerosas, a contar con profesores capacitados y a la extensión de la jornada escolar, se le debe dar relevancia a la educación diferenciada por género como un gran aporte para el éxito escolar.
“Así como el mundo hoy habla de inteligencia emocional, social, de inteligencias múltiples, llegó el momento de pensar la escuela con la variable género, en su profunda igualdad y diferencia, en su profunda complementariedad y corresponsabilidad”. Elisabeth Vierbeller,
Presidente de la ALCED en Argentina.
Especial para Los Mejores Colegios de México
Por: Luz Martínez
Vega & Jaramillo Comunicaciones