Educación sexual ¿En el hogar o el colegio?

La familia es la responsable de dar la orientación. No obstante, hay casos en que los progenitores pasan ese compromiso a los colegios, que juegan un papel de apoyo y de formación.

A pesar de que vivimos en el clímax de la era de las tecnologías de la información y comunicación, paradójicamente, los adolescentes aún no tienen el suficiente conocimiento sobre la educación sexual.

En Colombia, actualmente, los jóvenes comienzan sus relaciones sexuales a menor edad, y las consecuencias son, por lo general, perjudiciales para ellos y para la sociedad. Este hecho está bien soportado por la evidencia de un alto número de embarazos de adolescentes y una creciente incidencia de enfermedades de transmisión sexual.

Una problemática que el Gobierno siempre ha tenido presente y que ha manejado con la Ley 115 de 1994 o Ley General de Educación donde se imparte la obligatoriedad de que los colegios orienten a los jóvenes en Educación Sexual.

No obstante, en esta materia algunos servidores públicos han tenido su mala nota, como lo que pasó con la cartilla de educación sexual en los colegios distritales, la cual generó controversia por parte de los padres por su contenido explícito y prácticas que no eran adecuadas a las diferentes edades de los niños y jóvenes. Un hecho que dejó abierto el debate de quienes deben estar al frente de esta enseñanza. ¿Los padres o el colegio?

Según Beatriz Collantes*, psicóloga de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz si analizamos el contexto donde un niño o un adolescente permanece la mayor parte de su vida podremos decir que en cierta medida las instituciones educativas y los padres son responsables por transmitir esta educación, claro está, hay que exaltar que la familia está en primera instancia.

Sin embargo, hoy podemos ver un fenómeno en el cual muchos padres quieren pasar esta responsabilidad al sector educativo y manifiestan que debe ser así porque su hijo se encuentra la mayor parte del tiempo en las aulas de clase. Esto sucede, en la mayoría de los casos, porque ven este tema espinoso y lo relacionan, exclusivamente, con lo pecaminoso y lo prohibido; y casi siempre lo catalogan como un asunto que no debe tocarse en familia.

“De hecho, no hablan de la sexualidad directamente con sus hijos, solo lo hacen en momentos claves de sus cambios hormonales y se les orienta sobre aspectos muy distintos que no favorecen el mensaje adecuado para valorar su sexualidad. Los pequeños tienen necesidades y sed de conocimiento, y sus progenitores tienen la responsabilidad de indicar y enseñar todo lo necesario sobre este tema, como algo natural y ojalá desde temprana edad; antes de que los jóvenes busquen esta información con sus amigos o la Internet” añade Collantes.

En este tema el rector del Liceo Chicó Campestre, Iván Molano, opina que los padres de familia y los planteles deben trabajar conjuntamente. No obstante, es la familia quien debe ser la primera en educarlos, debido a que ellos son los que dejan una huella más profunda en la orientación de sus hijos. El colegio, por su parte, debe dar apoyo como institución formadora y brindar una orientación.

¿Qué piensan los estudiantes?

Algunos alumnos piensan que sus padres no tienen ni el conocimiento ni la habilidad para hablar directamente con ellos sobre estos temas tan delicados ya que en algunos casos ellos tratan de abordarlos de manera tangencial. Igualmente, manifiestan que sus maestros también se sienten incómodos hablando de asuntos tan delicados como el sexo, las drogas y las relaciones. Lo que hace que la información recibida no sea la mejor para ellos.

Una investigación desarrollada por la Universidad de la Sabana en 2010, para la que fueron consultados 712 adolescentes entre los 15 y los 17 años de edad (52% hombres y 48% mujeres) dio como resultado que los padres no están preparados para hablar de sexo con sus hijos. De hecho se conoció que el 70 por ciento de los padres y el 50 por ciento de las madres no hablan sobre el tema y la sexualidad es aprendida por los chicos a través de sus amigos y las páginas de Internet.

El papel de los colegios

En este punto la doctora Beatriz Collantes*, afirma que el papel que juegan los planteles en la educación sexual debe darse a partir de un proyecto pedagógico, por niveles de acuerdo a la edad del educando y definido dentro de un Plan de Estudios. Sin embargo, hoy vemos que esta orientación se encuentra limitada a la transmisión de conocimientos sobre la reproducción.

“El objetivo central está en lograr que el joven tenga una actitud positiva, que le permita vivir su sexualidad de forma sana; aprenda a conocerse y aceptarse como un ser que expresa su erótica, y la comprenda como una experiencia humana. La orientación debe incluir los valores y que entienda la responsabilidad que debe tener sobre su sexualidad, sobre todo, que ésta proviene del amor, de tal forma que se viva pensada también hacia el otro, como un bien que le pertenece a cada persona en toda su vida, principalmente, en la adolescencia donde tiene mayor relevancia. Se debe preparar a los jóvenes en una educación para el amor” afirma Collantes.

¿Cómo es esta orientación en las instituciones?

Aunque la obligatoriedad de la educación sexual desde primaria a través, no de una cátedra periódica, sino de programas y proyectos institucionales están en plena ejecución, los colegios hacen esfuerzos y hacen su aporte, para garantizar que la orientación que ofrecen sea la mejor para sus estudiantes.

Constanza Leal Melo, directora académica del Gimnasio José Joaquín Casas, afirma que las instituciones son un espacio de socialización y por lo tanto son responsables de las buenas prácticas sociales y de la buena educación en el campo de la sexualidad, la cual debe tener mucha moderación y control.

Es así que en este colegio por ejemplo se realizan diferentes talleres que apuntan desde los diferentes enfoques a informar e instruir, los cuales son orientados a todos los alumnos de manera responsable con un trabajo en conjunto entre padres y la institución.

Por su parte, Iván Molano, rector del Liceo Chicó Campestre, afirma que los colegios en este tema tienen la responsabilidad de educar en valores y de ofrecer a los estudiantes programas dirigidos a tener una sexualidad sana, visualizándolos como seres integrales (bio-psico-espiritual). Un ejemplo es que sus talleres tienen un enfoque humano. Algo tan bello e importante en la vida como la sexualidad, no se debe centrar en lo biológico únicamente sino que debe involucrar los sentimientos, la afectividad, la lealtad, la inteligencia, la creatividad y la responsabilidad, en general todos los valores y para lograrlo solo la madurez física y mental puede garantizarlo, madurez que no se consigue antes de los 18 años. Por eso está totalmente fuera de todo contexto humano que la educación sexual se limite a enseñar a prevenir (embarazos y enfermedades) únicamente y “vaya” a hacer con su cuerpo lo que quiera.

“Sin embargo esto es insuficiente cuando en casa no hay comunicación padres e hijos y existe un deficiente sistema de normas y límites” afirma Molano.

La participación de los padres

Sin duda a los padres les corresponde participar activamente, educando y previniendo, a través de una comunicación fluida sobre el tema, manejándolo de forma abierta y siendo facilitadores. Si es preciso debe informarse y capacitarse para hablar en familia y sobre todo olvidarse del rótulo de tabú.

Sólo así lograrán una actitud positiva y de diálogo con los hijos, pues esto favorecerá que ellos asuman sus compromisos. “Cuando estos temas son manejados entre padres e hijos se genera una mayor confianza, además se establece un vínculo familiar, mejor comunicación y respeto por el otro. Incluso, favorece la prevención a los abusos, pues esto les enseña a distinguir cuando una caricia es verdadera e inofensiva de otra que no lo es” asegura Collantes.

En conclusión, una educación sexual bien entendida y guiada por los padres propicia múltiples beneficios para el adolescente y si es apoyada por las instituciones seguro reduce las cifras que preocupan a la sociedad.

En este asunto Carolina Piñeros directora ejecutiva de Red Papaz, opina que a los niños desde muy pequeños debemos hablarles del amor, de la vida, explicarles, por ejemplo porque nadie los debe tocar, e ir abriendo un espacio de diálogo franco y respetuoso, entendiendo que también en este tema educamos con el ejemplo. Además, es fundamental que los progenitores conozcamos qué les habla el Colegio a nuestros hijos sobre la sexualidad, porque esta es una “materia” que tiene que ver con la intimidad de nuestros hijos, con su vida y con su realización personal a futuro

Preocupantes cifras

Después de Venezuela, donde el embarazo de adolescentes se ubica en el 21%, Colombia ocupa el segundo lugar con el 19,5%, seguido de Argentina (15%) y Chile (17%). Según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud, uno de cada cinco adolescentes estaba en proceso de gestación o ya habían sido madres. El 64% de ellas reconoció que sus embarazos eran no deseados y sólo la mitad dijo que había pensado en tener un hijo, pero más adelante.

Pese a las campañas gubernamentales para reducir estas cifras, la tasa de fecundidad en menores de edad no presentó la misma disminución que la tasa general. Mientras el embarazo total pasó de 91 a 74 casos por cada 1.000 mujeres entre 1990 y 2005, el de adolescentes subió de 70 a 90 casos durante el mismo periodo.

 

“El objetivo central está en lograr que el joven tenga una actitud positiva, que le permita vivir su sexualidad de forma sana; aprenda a conocerse y aceptarse como un ser que expresa su erótica, y la comprenda como una experiencia humana”.

 

Fuente:

Núñez Bastidas, Edgar. Educación sexual ¿En el hogar o el colegio?
En: Revista Edu.co. No 9 (Agosto, 2012); p.14 ISSN 2145 7328

*Beatriz Collantes es egresada de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz como Psicóloga y tiene un Magíster en Psicología con énfasis Educativa de la Universidad Católica de Colombia y fundadora del Centro de Investigación y Evaluación Psicológica Educativa (CIEPSE)

**Encuesta Nacional de Demografía y Salud de 2010 – Profamilia.

Por: Edgar Núñez Bastidas
O² Comunicaciones
Especial para Revista Edu.co