No siempre comemos cuando tenemos un hambre real, sino que a veces, lo hacemos como forma de evadir ciertas emociones incómodas o desagradables, que no queremos experimentar.
A todos nos gusta comer. Pero lo hacemos mal y cada día peor. Engañados por la industria alimentaria, la publicidad, las fake news gastronómicas y los consejos nutricionales de la tía Bertha.